14 cosas que debes perdonarte en esta etapa de tu vida

Por: Nicole Lavanchi de Upsocl

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1. Esas grandes cosas sobre las que ya no piensas lo mismo

El trabajo soñado al que nunca pensaste que renunciarías. La persona que no pensaste que dejarías. Los planes que tenías para el futuro y que nunca se hicieron realidad porque algo se interpuso en el camino. La vida va y viene y para seguirle el ritmo tendrás que hacer lo mismo. Tenemos que perdonarnos el haber tenido la conciencia como para cambiar la forma en la que pensábamos.

2. Las formas en las cuales superaste el dolor

Caminos oscuros por los cuales no deberías haber caminado. Cosas locas que hiciste para poder soportar el dolor que te hicieron más daño que nada. Las cosas que hiciste para mantenerte con vida cuando no sabías que más hacer. La forma en la que tu instinto de supervivencia se mostró cuando eras demasiado joven o estabas en una situación muy precaria como para controlarlo no te hace una mala persona. Te hace una persona más fuerte y completa por haberlo superado. 

3. La persona a la que nunca pudiste amar de forma correcta

Esa persona cuyo cuerpo nunca encajó bien con el tuyo, cuyas palabras nunca sonaban completamente bien pero a quien intentaste amar a pesar de todo. La persona con la que intentaste hacer todo bien con tanta fuerza que parecía que tu corazón iba a dejar de latir, pero a quien eventualmente tuviste que dejar ir. No puedes forzar a que exista amor. Dejar que este amor nazca en otro lado sólo nos da más libertad.

4. Las papas fritas que te comiste con tu almuerzo

Podrás sobrevivir.

5. Todas las maneras en las que no eres suficiente

El cuerpo que nunca tendrás, el conocimiento que nunca obtendrás, la valentía que nunca podrás juntar y los esfuerzos que nunca lograste hacer. Puede que nunca seas lo suficientemente valiente o inteligente o fuerte para cumplir con el ideal de alguien más, pero siempre serás lo suficientemente perfecta y cuando te des cuenta de lo importante que eso es, podrás dejar ir el resto.

6. La manera en la que tratabas a tus padres cuando eras adolescente

Eras terrible e insufrible y los sacabas de quicio y ahora todo eso ha quedado en el pasado. (A menos que no sea así. Si eres adolescente y estás leyendo esto, por favor anda a abrazar a tus padres y diles que los amas.) Así que quizás nadie creció de la forma recta que deberíamos haberlo hecho y dijimos un par de cosas que no creíamos realmente. La vida siguió. Todos crecimos. Y nunca es demasiado tarde para decir “lo siento”.

7. La forma en la que te trataste a tí misma durante gran parte de tu vida

Cada defecto que miraste con cuidado en el espejo. Cada mentira que dijiste sobre tus limitaciones. Cada vez que pensaste “no soy lo suficientemente buena” y este pensamiento se anidó en tu cerebro. Tenemos que perdonarnos por no ser nuestras propias mejores amigas y nuestras propias confidentes. No sabíamos lo diferente que sería amarnos, hasta que finalmente nos dimos cuenta.

8. Haberte cambiado de carrera

El mundo cambia con rapidez y con él nuestros intereses y prioridades. Lo que te gustaba ayer puede que no te guste hoy. De lo que estabas convencida ayer puede que hoy ya no te de seguridad. Las circunstancias de la vida nos van dando nuevas áreas de interés y cambiarlas no tiene nada de malo, no tienes que culparte por eso.

9. Los recesos que te tomaste de la vida

El semestre en el que la vida pudo más que tú. El año que pasaste viviendo en casa. Los meses llenos de odio y miedo que desearías borrar de tu memoria. Todos nos vemos sobrepasados a veces. Todos olvidamos como lidiar con ciertas situaciones. Necesitamos estos momentos para volver a armarnos, reflexionar, crearnos de cero y pensar a donde ir después. Somos más fuertes gracias a estos quiebres, sin importar cómo se haya sentido en el momento. Aprendimos a golpear más fuerte.

10. Las oportunidades que no aprovechaste

Los lugares a los que nunca viajaste. Las experiencias que no viviste. Las personas a las que no perseguiste cuando decidieron salir de tu vida. Debemos abrir las manos y dejar ir todas estas realidades alternativas en las que somos más felices, más fuertes y más inteligentes gracias a todas las cosas que hicimos de forma diferente. Esos universos no existen. Sin embargo, el universo en el que vivimos sí existe. Y está todo bien aquí si es que abrimos nuestros ojos y dejamos que las cosas sean.

11. Las cosas que no dijimos hasta que era demasiado tarde

Los “te amo” que dejamos de decir. Las llamadas que no atendimos. Los mensajes que olvidamos dar cuando aun teníamos la oportunidad de hacerlo. Creemos que nuestras palabras e intenciones podrían haber cambiado las cosas, así que usamos nuestras palabras ahora. No dejamos pasar los ‘te amo.’ Atendemos el teléfono. Y nos perdonamos por aquellos momentos en los que no lo hicimos.

 

12. Los desastres que no pudiste prever

Cada persona en la que no debieses haber confiado. Todas esas noches de diversión que terminaron mal. Todas las decisiones que, al mirar hacia atrás, no debieses haber tomado. Sin embargo, no vivimos nuestras vidas mirando hacia atrás. Las vivimos de cara al futuro. Y no tenemos el privilegio de saber si nuestras decisiones serán las correctas o no antes de tomarlas. Simplemente debemos intentar hacer las cosas de la mejor forma y perdonarnos cuando nos equivocamos. Si estamos viviendo de forma adecuada, nos vamos a equivocar a menudo.

13. Esas cosas para las que aún no estás lista

Todos esos miedos que te tienen atrapada ahora. Todos esos actos de fe que aun no has tomado. Todas las historias que te cuentas a ti misma sobre donde debieses estar según la edad que tienes actualmente. Nadie está completamente preparado para la vida. Todos somos un poco tímidos. Todos tenemos miedo de hacerle frente al enemigo y todos intentamos hacer lo mejor que podemos. Date el tiempo que necesitas para crecer. Todo pasará, solo que no en el orden en el que lo esperas.

14. Los errores que aún no cometes

Porque por mucho que nos guste creer que ya no nos equivocaremos más, no es así. Nos vamos a equivocar otra vez. Nos volveremos a caer. Y cometeremos errores más grandes e inconsolables. Y gracias Dios. Porque el día que dejemos de cometer errores será el día que dejemos de vivir. Sólo tenemos que darnos el espacio necesario para cometerlos.

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